Miguel Magone era un joven que se crió en la calle. Un día, Don Bosco se cruzó con él, advirtió que aquel muchacho era una diamante en bruto y le ofreció que pudiera educarse en el Oratorio. Miguel Magone supo aprovechar la oportunidad, aprendió a amar a Dios y se convirtió en un joven adelantado en la virtud, tanto que a los catorce años murió dando muestras de una gran santidad.