Maximiliano María Kolbe el Loco de la Inmaculada, quiso ser ante todo un apóstol. Y lo fue en grado supremo, sin dejar de ser un teólogo y un místico, que coronó su vida con el martirio. Toda su trayectoria humana y cristiana confirma que “la inspiración de toda su vida fue la Inmaculada” (Juan Pablo II).